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ARQUITECTURA PARA EL SER HUMANO

BLOG POST
OCT 26, 2017

Hoy día en el sector inmobiliario la oferta está enmarcada dentro de unos estándares definidos en términos de mercado. En vista de ello ¿es posible acceder en una arquitectura que esté hecha a la medida de los seres humanos y de nuestras necesidades reales?

 

ARQUITECTURA A LA MEDIDA DE LOS BOLSILLOS, PERO NO DEL SER HUMANO

 

En términos de oferta inmobiliaria se podría decir que nos ofrecen unos inmuebles que no necesitamos, a un precio que no corresponde para comprar con un dinero que no tenemos.

 

Los estándares del mercado inmobiliario se idearon en principio con el fin de bajar los costos de construcción y facilitar la adquisición de edificaciones dignas a personas de bajos recursos. Pero luego, el estándar se convirtió en una formula infalible para que las compañías inmobiliarias dispararan su rentabilidad. En este afán azaroso por exprimir al máximo la plusvalía de los bienes raíces, las necesidades reales de los seres humanos, en toda su dimensión cultural, social y psicológica, pasaron a ser una variable irrelevante para quienes en últimas construyen no sólo los edificios que habitamos, sino también nuestras ciudades, el total del entorno que habitamos.

 

Esta tamaña irresponsabilidad es culpa en parte de los arquitectos, quienes por omisión nos hemos entregado a la conquista de objetivos mercantiles dejando de lado nuestra responsabilidad ética con la sociedad. En la sociedad de consumo, se distorsionó tristemente la máxima de Protágoras, reemplazando al hombre como medida de todas las cosas, por el bolsillo de los inversionistas como la medida de todo cuanto se planea y se ejecuta.

 

Muy acertadamente la arquitecta chilena Joan Macdonald afirmó: "La vivienda social nace de un interés de las empresas constructoras por meterse en un campo donde antes no hacían negocio. Lo que hacen es bajar los estándares, pero siguen con sus mismos preconceptos de clase media. Está enfocado desde la oferta, no desde la necesidad”

 

En un panorama como este cabe preguntarse entonces ¿es posible acceder en una arquitectura que esté hecha a la medida de los seres humanos y de nuestras necesidades reales? Afortunadamente la respuesta es sí, pero debemos saber en dónde buscar correctamente.

 

Imagen para el concurso del Proyecto del Museo Nacional de la Memoria en Colombia 2015

ARQUITECTURA A LA MEDIDA DEL SER HUMANO, COMO SE HIZO ALGUNA VEZ

 

Todas las tendencias que se han generado en el mundo en contra del consumismo desmesurado y de la utilización irresponsable de los recursos, así como el despertar de muchas conciencias por trabajar para hacer del mundo un lugar mejor, ha llevado a muchos arquitectos a rescatar valores que se perdieron durante la alocada carrera del crecimiento económico.

 

Estos valores definieron la arquitectura de antaño. Las actividades humanas, los rituales. Los valores individuales y colectivos que son la base de la identidad. La dimensión espiritual que incluso llegaron a tener estos espacios; comer, meditar, descansar, purificarse, llegaron a banalizarse por unos espacios mínimos en donde los muebles cada vez deben ser más pequeños.

 

Incluso los principios del confort homeostático presentes en la arquitectura de todos los tiempos, en algún momento de ese proceso de mercantilización se perdieron, para luego vendérnoslos bajo etiquetas esnobistas de sostenibilidad, bioclimática, Green buildings con certificaciones Leed o simple «vegitectura». Estos principios ya se encontraban consignados en el tratado “De architectura” mejor conocido como “Los Diez Libros de Arquitectura” de Vitruvio, que datan del siglo I A.C. El confort térmico, la iluminación natural, la ventilación cruzada, la utilización de aguas lluvias, el manejo de la asolación, por poner tan sólo unos ejemplos, hicieron parte de la arquitectura desde siempre.

 

Volver a la practica real de la arquitectura es una deuda histórica y un imperativo ético de los buenos arquitectos. Tal y como para los médicos la razón de ser de su ejercicio debe ser la salud humana y no las ganancias de las grandes farmacéuticas, la razón del trabajo de los arquitectos debe ser crear espacios que dignifiquen la realización de las actividades humanas, y no las ganancias de los magnates inversionistas del sector inmobiliario. El trabajo por hacer es arduo, ya que implica adentrarse profundamente en las necesidades y en las particularidades culturales, sociales y psicológicas de los seres humanos, nuestros clientes.

 

Sin embargo, si esto se hace así lograremos que cada proyecto que se realice sea único y especial, como lo son cada uno de nuestros clientes. Sin duda esta actitud para encarar los encargos por parte de los estudios de arquitectura exige mucho más tiempo y dedicación que hacer proyectos estandarizados. Exige mucha más rigurosidad en los procesos de planificación, exige replantearse las decisiones proyectuales una y otra vez hasta que nos sintamos incapaces de mejorar lo que hacemos. Exige trabajar incluso más allá de lo que los honorarios cubren y exige que los arquitectos amen a la arquitectura más que a sus finanzas. Exige arquitectos que como decía Herman Herzberger quieran hacer de éste, un mundo mejor con su trabajo.

 

 

ARQUITECTURA DE CALIDAD

 

Cuando la arquitectura se realiza en torno al ser humano y se basa en sus necesidades reales y particulares la arquitectura es de calidad. Una forma sencilla de demostrarlo es analizando el tema de la asoleación, por poner un ejemplo simple. Toda edificación se realiza sobre un determinado terreno, es único en la manera como recibe la radiación solar directa durante todo el año. Eso quiere decir que cada una de las fachadas debe estar pensada para recibir el sol dependiendo de su orientación. En los proyectos comerciales de vivienda, los bloques de habitación estandarizados, se disponen en distintas ubicaciones y orientaciones buscando siempre la mayor ocupación posible, para obtener mayores ingresos. Eso significa que en la mayoría de los casos las fachadas no atenderán correctamente las exigencias de la radiación solar.

 

Así mismo ocurre con todas las variables que debería atender la arquitectura. Las opciones que dan las inmobiliarias se limitan pobremente a dar a escoger entre 2 o 3 habitaciones o 1 o 2 garajes, pero nunca se diseñan alrededor del cliente, de sus necesidades particulares, de su familia única, de sus preferencias, de sus costumbres, mucho menos de su cosmogonía o su particular y único modo de resolver su existencia.

 

Cabe también señalar a aquellos arquitectos afamados que se regodean en cocteles y revistas de supermercado se destacan por su trabajo formalista, es decir por hacer proyectos formalmente inéditos y eso sí muy fotogénicos. Estos arquitectos también están muy lejos de la verdadera esencia de la disciplina, pues como afirmó el maestro finlandés Alvar Aalto “Los retos más difíciles en arquitectura no surgen de la búsqueda de una forma para la vida actual, sino más bien del intento de crear formas que estén basadas sobre verdaderos valores humanos”.

 

Solo a través de arquitectos sensatos y conscientes, que les importe más el arte y su disciplina que la fama o el dinero, se podrá contar con un profesional, que más que ser un mal necesario sea un verdadero asesor técnico, que permita poner no sólo los sueños, sino los ahorros de toda una vida en sus manos.

 

 

Juan Carlos Díaz

Magíster arquitecto

juan.diaz@nurenuevaespacios.com.ec

 

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